martes, 21 de abril de 2020

Estrategias de Aprendizaje

Las estrategias básicas de aprendizaje apoyan para la realización de una secuencia didáctica dentro del preescolar; permitiendo así llevar a cabo una aplicación más compuesta y enriquecedora para la etapa de crecimiento de los niños. Dichas estrategias delimitan a las secuencias didácticas con un toque de función eficaz, realizando así un camino más seguro y estructurado, con un fin más significativo y fácil de seguir para los docentes.
Las estrategias de aprendizaje son seis:
  1. El aprendizaje a través del juego.
  2. El ejercicio de la expresión oral.
  3. El trabajo con textos.
  4. La observación de objetos del entorno y fenomenos naturales.
  5. Resolución de problemas.
  6. Experimentación.

EL APRENDIZAJE A TRAVÉS DEL JUEGO


El juego, además de ser una actividad natural en los niños, se considera como una estrategia didáctica básica porque a través de él es posible propiciar que los niños aprendan, pongan a prueba sus conocimientos, ejerzan y desarrollen sus habilidades intelectuales como la memoria, la atención, el lenguaje en sus diversas manifestaciones y sus capacidades de relación social y afectiva.

Conforme crecen, los niños y las niñas van desarrollando capacidades para realizar juegos de distinto tipo en los que manifiestan no sólo habilidades motrices, sino formas de organización y estrategias personales o acordadas para darle sentido al juego.  Además de los espacios que necesariamente deben existir durante la jornada para el juego libre y espontáneo –que es una oportunidad para la maestra de conocer mejor a sus alumnos, es importante emplear el juego con intención didáctica, ya que, sin perder su sentido placentero, puede contribuir al logro de los propósitos educativos.

Entre los juegos de los pequeños, el juego simbólico tiene un enorme potencial que se expresa cuando los niños representan y construyen significados de fenómenos, conceptos, situaciones a partir de su propia experiencia, confrontando, argumentando, proponiendo y relacionando sus saberes con los de los otros niños. Cuando los niños optan por representar o dramatizar situaciones imaginarias o de la vida cotidiana, los niños manifiestan sus concepciones sobre el conocimiento que tienen acerca de la realidad que les rodea, de las personas, sus relaciones, actitudes, estados de ánimo, emociones y símbolos culturales. Los juegos con reglas, por sus características, implican que los participantes conozcan y respeten dichas reglas, que colaboren para que la actividad tenga sentido y generalmente suponen un desenlace en el que hay ganadores y perdedores. Las reglas pueden variar en su nivel de complejidad y los niños suelen ser hábiles no sólo para entender y asumir dichas reglas, sino para proponerlas en los juegos que ellos mismos organizan. Sin embargo, la disposición de los niños para jugar con reglas puede variar, habrá quien las acepte con facilidad, quienes las apliquen por imitación o quienes muestren cierta resistencia ante las actividades.

Ante estos retos para manejar las diferencias, la educadora deberá encontrar alternativas que impulsen a los niños a participar, probando distintas formas de organizar al grupo y ofreciendo opciones individuales cuando el caso lo requiera. El papel de la educadora es fundamental en la organización y el desarrollo del juego. Una condición a tener en cuenta para que el juego sea legítimo, es evitar la directivita o asumir el liderazgo indicando permanentemente a los niños qué hacer y cómo hacerlo, pues se trata de favorecer la participación y la iniciativa en los pequeños, así como la capacidad de organización y asunción de roles; sintiéndose libres, los niños podrán usar la capacidad imaginativa, creativa y comunicativa.

EL EJERCICIO DE LA EXPRESIÓN ORAL


La capacidad de expresarse oralmente implica el poder exponer ideas con claridad y precisión, así como la capacidad de escuchar a otros y de retener la esencia de lo que están diciendo; ésta es una habilidad que se adquiere ejerciéndola, es decir, hablando y escuchando. Aunque los niños que llegan al preescolar poseen esta capacidad, la escuela debe ofrecer oportunidades y experiencias que le permitan llegar a niveles superiores de desarrollo en su dominio. En el jardín de niños, las condiciones, los momentos, tiempos y espacios en los que se habla cambian radicalmente si se comparan con las oportunidades que hay para ello en el ambiente familiar. En el grupo se amplían las oportunidades para expresarse, siempre y cuando la educadora sepa promover estas oportunidades y favorecer a través de ellas a quienes más lo necesiten.
La expresión oral como estrategia de trabajo tiene un carácter permanente, pues el habla es la principal herramienta de expresión del pensamiento y de comunicación con y entre los niños pequeños y está presente en el desarrollo de actividades de cualquier campo formativo. Actividades como narrar y relatar sucesos que acontecieron el mismo día, el día anterior, durante el recreo o durante una visita a un lugar cercano, por ejemplo, favorece que las niñas y los niños tengan valiosas oportunidades para expresar sus impresiones, relatar lo que observaron, comunicar sus ideas e hipótesis generadas sobre lo observado, y mientras que es una actividad colectiva todos tienen un mismo referente pero a la vez distintas impresiones desde la opinión que cada uno se formó durante el suceso; esto coloca en igual posición a quienes participaron en el mismo evento y hace igualmente valiosas todas las opiniones, independientemente de que exista o no divergencia entre ellas.
Actividades que impliquen dialogar, conversar, preguntar, opinar y expresar opiniones son valiosas oportunidades que los niños tienen para ejercitar su expresión oral, pero también para organizar su pensamiento, comunicar las hipótesis que han elaborado, proporcionar explicaciones sencillas, coordinando distintas informaciones que van desde lo que ya conocen hasta lo que están por conocer; por ello implica una intensa actividad cognitiva que Debe continuar desarrollándose en el nivel preescolar. De la misma manera se pretende que las niñas y los niños aprendan a escucharse con atención, a retener información esencial de lo que están comunicando y a seleccionar la información relevante de los mensajes que reciban a través de diferentes tipos de textos y portadores de ellos. Particularmente, la expresión oral contribuye al ejercicio de valores de convivencia como el respeto mutuo, la tolerancia, la libertad, la igualdad y la solidaridad; la formación de estos valores puede percibirse en la interacción que manifiestan los niños durante sus acciones y opiniones que formulan espontáneamente ante hechos y sucesos que les ocurren a diario.

EL TRABAJO CON TEXTOS


El trabajo con textos de distintos tipos es también una estrategia de trabajo permanente y sistemático que permite familiarizar a los niños con diferentes fuentes de información, con la lectura y la escritura, propiciando el uso de las capacidades cognitivas. Ello no significa enseñar a los niños a trazar y descifrar letras y palabras. Se trata de poner al alcance de las niñas y los niños materiales escritos con distintas intenciones comunicativas para que los usen en situaciones naturales de consulta y permitirles construir estrategias de trabajo con materiales escritos de uso social: identificar títulos de libros, secciones de los periódicos, usar el índice para hacer inferencias, deducir qué dicen los pies de foto, etcétera, actividades en las que la intervención de la educadora es indispensable, no para indicar qué y como hacerlo, sino para propiciar que los niños lo hagan.
La lectura de cuentos por parte de la educadora es una actividad que los niños disfrutan enormemente, pero también gustan de ser ellos los “lectores”. Abrir espacios para que en pequeños grupos exploren los libros y observar qué interpretaciones hacen de las imágenes y del texto escrito, cómo lo utilizan, qué características le atribuyen y propiciar el diálogo entre ellos, son acciones que permiten a la educadora identificar los progresos que van logrando los niños, así como percatarse de quiénes son los pequeños que requieren mayor apoyo. Asimismo, el dictado que los niños y las niñas del grupo pueden hacer a la educadora ofrece a los niños la oportunidad de redactar textos a través de la educadora, y comprender así el sentido de permanencia de la escritura. La revisión del texto armado por los niños y escrito por la maestra, permite precisar y ordenar las ideas sobre lo que se quiere expresar, pensar en el lector del texto, en la congruencia y la coherencia de lo escrito.
Presenciar actos de escritura de la educadora también representa una parte de las actividades que implica el trabajo con textos; por ejemplo, la elaboración de recados, la producción del periódico mural, la redacción de una carta para solicitar materiales para el grupo, la escritura de comunicados para los padres, etcétera. Todas estas actividades ayudan a las niñas y a los niños a observar e identificar las características de la escritura en textos que tienen un propósito comunicativo real, a reconocer palabras y a comprender mensajes.
El trabajo con textos permite a los niños coordinar sus saberes sobre la escritura, realizar anticipaciones y predicciones sobre lo que comunica un texto, hacer inferencias sobre lo que observa en una imagen y coordinarlo con sus anticipaciones sobre el texto. El trabajo con textos implica también que los niños intenten escribir por sí mismos, con los recursos que poseen. En estas actividades los niños ponen en juego lo que saben acerca de cómo se escribe, por ejemplo, el tipo de grafías a utilizar, su cantidad y variedad, la direccionalidad en la escritura, el control de las grafías para representar cada palabra que se desea escribir, etcétera.

LA OBSERVACIÓN DE OBJETOS DEL ENTORNO Y FENÓMENOS NATURALES


La observación es un recurso fundamental que lleva al descubrimiento de los fenómenos sociales y naturales y al planteamiento de interrogantes que dan lugar a múltiples oportunidades de aprendizaje. Los niños pequeños tienen un interés natural por conocer el mundo, por saber qué, cómo y por qué pasa lo que pasa. Les gusta explorar, preguntar, se interesan por cosas nuevas y aspectos de su entorno pero también, mediante los medios de comunicación a los que tienen acceso, muestran gran interés por conocer e investigar sobre contextos lejanos para ellos.

A través de la observación se favorece en los niños la actitud de indagación y se da lugar a la elaboración de supuestos iniciales, a la búsqueda de información en distintos medios, al registro de información, al establecimiento de semejanzas y diferencias, a la identificación de cambios y a la elaboración de explicaciones acerca de por qué ocurren dichos cambios en los fenómenos u objetos que se observan. La observación es, en síntesis, una estrategia que favorece el desarrollo de competencias cognitivas como el análisis, las inferencias y el desarrollo del lenguaje como organizador del pensamiento y como herramienta para comunicar cada vez con mayor precisión lo que se está observando y lo que se piensa a partir de lo que se observa.

Aunque los niños son capaces de observar por sí solos, la intervención docente planificada y oportuna –por ejemplo, planteando preguntas pertinentes– es indispensable para propiciar que tomen conciencia de las habilidades que poseen y de los conocimientos que logran a partir de las experiencias de observación. La interacción con los compañeros y con la maestra constituyen un medio importante para compartir y explicar los descubrimientos propios a través del habla y de las diversas formas que los niños tengan a su alcance para registrar los hallazgos.

RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS


La resolución de problemas favorece el desarrollo de la capacidad de razonamiento cuando se tiene la oportunidad de movilizar los recursos propios en la búsqueda de alternativas de solución. La resolución de problemas es una estrategia básica para el trabajo con las actividades de pensamiento matemático, pero su uso no se restringe a este campo formativo, pues en la educación preescolar son múltiples las necesidades de los niños y las oportunidades para plantearles problemas de diversa índole, que propicien la construcción de conocimientos, cualquiera que sea el campo formativo en que se trabaje y que demande observar, reunir y organizar datos, comparar, clasificar, resumir, buscar supuestos, imaginar, interpretar, hacer predicciones, comentarios, aplicar principios a nuevas situaciones, tomar decisiones y observar el resultado de sus acciones.
Para que un problema sea considerado como tal, debe implicar un reto para los niños: no debe ser tan fácil para que lo resuelvan de inmediato ni tan difícil que no esté al alcance de su comprensión y de sus posibilidades de solución. La riqueza de la resolución de problemas radica en su potencial para hacer emerger aprendizajes en los niños. Ello se logra si la educadora, en primer término, se cerciora de que los niños comprendan el problema y genera condiciones para que busquen y prueben soluciones por distintas vías, y tengan la oportunidad de compartir con sus compañeros, descubrir los errores si los hay, de confrontar y argumentar los procedimientos empleados.
Conducir este proceso indicando qué se debe hacer o qué pasos hay que seguir, limita las posibilidades de razonamiento, aprendizaje y autonomía de los niños. Reunir y organizar datos para elaborar supuestos implica una ardua tarea que requiere de la acertada y oportuna intervención de la docente, para guiar sugiriendo o formulando preguntas que a los niños les permita reflexionar sobre lo que hacen, apoyándolos para precisar lo que desean averiguar, pero sobre todo, tendrá que animar a los niños a participar.
Los problemas pueden plantearse de diferentes maneras, dependiendo de la intención que se persiga. Puede ser la educadora quien los proponga, pero a veces las preguntas que hacen los niños también pueden dar lugar a problemas interesantes que puedan ser trabajados por todo el grupo, en equipos o de manera individual.

LA EXPERIMENTACIÓN


La experimentación es otra de las estrategias que puede contribuir al desarrollo de un pensamiento crítico y divergente, siempre y cuando la educadora tenga claridad del propósito a lograr y haya planeado la situación de manera que su intervención oportuna propicie la reflexión y evite las conclusiones apresuradas. Al participar en la experimentación se estimula la curiosidad de los niños y niñas, aprenden a establecer relaciones y a explicar los porqués de los sucesos. La búsqueda de experimentos interesantes y novedosos, la adecuada preparación de las actividades, la selección de materiales, así como la información básica que se requiere para guiar el trabajo, son tareas que la educadora debe prever para lograr los propósitos esperados.
Asimismo, la experimentación lleva al grupo a la necesidad de consultar fuentes de información, (impresos, audiovisuales, entrevistas a personas) que permitan encontrar explicaciones precisas a las inquietudes originadas durante las experiencias de aprendizaje. La curiosidad y deseo por indagar son actitudes que la educadora tiene que aprovechar para potenciar habilidades cognitivas como la atención, la descripción, la identificación, la comparación y la discusión.
Además de los experimentos “clásicos” que suelen realizarse en los jardines de niños (el germinador, el teñido de una flor) e incluso repetirse de un grado a otro, existen muchas posibilidades para propiciar en los niños la comprensión de fenómenos naturales (físicos y químicos) que constituyen una fuente de interés para ellos y que pueden aprovecharse para que sean los propios niños quienes realicen los experimentos y busquen explicaciones sobre ellos.
La realización de experimentos demanda también el uso de espacios diversos. Más que crear en el aula un rincón de ciencias estático, es conveniente y recomendable aprovechar las instalaciones con que cuente el plantel. El jardín, el patio de recreo o la cocina (donde haya) puede ser un “laboratorio” en el que los niños puedan vivir experiencias de aprendizaje, no sólo observando lo que hace la maestra, sino participando directamente en la experimentación.
  • Todas éstas son las estrategias de aprendizaje, las cuales te ayudan a ti como docente a ubicar mejor las diversas actividades que vayas a realizar con los niños, dependiendo de la actividad y de cómo la vayas a llevar a cabo, será la estrategia que ubicaras en dicha actividad, para que te ayude a llevarla mejor a cabo y a que sepas identificar que aspectos puedes favorecer con ellas en los niños.

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